lunes, 21 de febrero de 2011

La Argentina proselitista II

Gobiernos de ojos vendados, nublados por un estado de campaña electoral crónico, casi eterno.
En el país proselitista el pavimento siempre está fresco. Las vigas sostienen esperanzas y promesas, y los ladrillos apilan falsas ilusiones. En la mirada se amontonan los recuerdos de situaciones similares: obras que se anuncian pomposas y que su puesta en marcha es apenas una luz de espejismo tras un corte de cinta.
Letreros, proyectos y palabras sordas y vacías; hospitales, majestuosos estadios, hogares y barrios, todos conviven bajo un mismo techo: el de la política.
En la Argentina proselitista el aire huele a clientelismo. Hay un vaho penetrante y peligroso que advierte el estado de descomposición.
¿Por qué? Responde callado, con aire pensativo y mirada perdida un político con deseos de convertirse en presidente en octubre de 2011. Piensa. Acto seguido sonríe, como si supiera más de lo que dice. Continúa en silencio.

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