domingo, 27 de febrero de 2011

Miradas

Las estrellas y la luna guiaron nuestros pasos hacia la costa. Habíamos caminado entre sombras a ninguna parte atravesando calles desérticas, pobladas de silencios. Estábamos ella y yo, solos. Sin más ruido que el ocasional murmullo del viento y el estallido seco del mar entre las rocas. Nos tomamos de la mano y nos entregamos serenamente a la noche.

Pudimos hablar con la mirada sin necesidad de abrir la boca. Su vista aparentaba nublada y sensual. Yo sentía un hormigueo extraño que con pericia no me permitía ver más allá. Hasta que distinguí vagamente el destello de sus ojos en la oscuridad de la madrugada. Fue una suerte de luz hechicera. En ese momento una paralizante sensación me enseñó que el encuentro no es lo mismo que el deseo de encuentro.

Los dos continuamos con nuestro diálogo sordo y visual en un cruce maravilloso que nos sorprendió hasta un amanecer eterno.

lunes, 21 de febrero de 2011

La Argentina proselitista II

Gobiernos de ojos vendados, nublados por un estado de campaña electoral crónico, casi eterno.
En el país proselitista el pavimento siempre está fresco. Las vigas sostienen esperanzas y promesas, y los ladrillos apilan falsas ilusiones. En la mirada se amontonan los recuerdos de situaciones similares: obras que se anuncian pomposas y que su puesta en marcha es apenas una luz de espejismo tras un corte de cinta.
Letreros, proyectos y palabras sordas y vacías; hospitales, majestuosos estadios, hogares y barrios, todos conviven bajo un mismo techo: el de la política.
En la Argentina proselitista el aire huele a clientelismo. Hay un vaho penetrante y peligroso que advierte el estado de descomposición.
¿Por qué? Responde callado, con aire pensativo y mirada perdida un político con deseos de convertirse en presidente en octubre de 2011. Piensa. Acto seguido sonríe, como si supiera más de lo que dice. Continúa en silencio.