lunes, 14 de noviembre de 2011

Periodismo indestructible

El artículo que sigue a continuación es la necrología de Carlos Losauro, un maestro del periodismo. Fue mi jefe, editor y alguien que me guió en el camino profesional. A él, entre otros afectos, le dediqué el único libro que escribí, "El zar tucumano".

Aquí, la nota que Claudio Cerviño publicó La Nación.

Periodismo Indestructible
Por Claudio Cerviño

Nunca se sabrá si la vida resultó tan generosa con él como Carlos Losauro lo fue con todo lo que merodeó su humanidad. Seguramente no. Una persona entrañable, excesivamente querible. De esas que nunca se irán, que siempre estarán. De esas que no pasan en vano, que forman hasta sin proponérselo. Porque llevan en la piel un don especial. Innato.

El Gordo Losa, fallecido anoche, dejó su vida y mucho más en LA NACION Deportiva, de la que fue jefe entre 1995 y 2007. Sobrevivió a muchas batallas, las profesionales, en las que se enfrascaba por su inextinguible pasión por lo que hacía y por su vocación de docencia. Nadie que haya pasado por su tutela sintió precisamente indiferencia; por el contrario, sabía que detrás de un reto o de una observación altisonante, había un buen motivo, un deseo de sembrar una semilla. Casi paternal.

Los tiempos de juventud en Caseros, los amigos que inexorablemente aparecían en sus relatos de sobremesa, como el Gallego Velázquez, los picados en los potreros polvorientos; hasta el paso por JJ Urquiza, donde su zurda desairaba a más de un rival, fueron dejándole lugar al periodismo. Y mucho de lo que transmitió a lo largo de tres décadas de entrega absoluta a su gran pasión, lo incorporó de su maestro: Alberto Laya. Una pluma incomparable y que, como Losauro, son personas irreemplazables.

Siempre contó como un orgullo lo que fue su primera crónica. "Me llamó Laya -decía-, me preguntó si yo había escrito eso, le dije que sí, y entonces hizo un bollo y lo tiró al cesto. «Hágalo de vuelta, hijo», me pidió. Lo escribí una y otra vez. Hasta que quedó bien. Nunca me olvidé de ese día."

El boxeo lo atrapó como ninguna otra disciplina. Noches de Luna Park que se hacían madrugada, entre pocillos y cigarrillos. Pero también noches de Las Vegas, siguiendo de cerca las carreras de prestigiosos campeones. Debilidad por algunos, como Gustavo Ballas, Martillo Roldán y Falucho Laciar, a quien acompañó por destinos recónditos en sus defensas. Y mil anécdotas. Si algo le sobraban a Losa y lo ponían exultante frente al ocasional auditorio, que se incrementaba en cuestión de minutos, eran relatos, situaciones, vivencias. Con el efecto sorpresa para el interlocutor desprevenido. "Nene, ¿sabés quién le presentaba las mujeres a Tyson en Las Vegas?", soltaba con una media sonrisa y las manos apuntándose al pecho. Inigualable.

Amigo de los amigos. Y de los que no, también. Extraña cualidad que se da en aquellos que no tienen maldad, sino sólo afecto para repartir. Sin interés alguno. De buena gente nomás. ¿A cuántos conoce así?

No concebía los métodos rigurosos para dejar enseñanzas. Por el contrario, confiaba ciegamente en la autoconducta, en que la persona supiera tomar la mejor opción para construir su camino, lo cual redundaría no sólo en beneficios laborales, sino también en una madurez individual. Había que captar e interpretar la profundidad de ese mensaje y ese manejo. Muchos de los que trabajaron con él lo entendieron a la perfección desde el mismo momento en que lo conocieron; otros lo entendimos por la mitad y actuamos en consecuencia, con altos y bajos. Algunos no lo entendieron jamás.

Dueño de un estilo frontal, genuino, y con un carácter explosivo que podía resultar irritante para quien no comulgara con sus formas, Losauro siempre tuvo la mente abierta para no creerse el dueño de la verdad. Consultaba, daba su punto de vista y lo justificaba, pero a la vez tenía la grandeza de variar el rumbo si la situación lo ameritaba. Y sus enojos, normalmente, duraban poco. Una disculpa bastaba. Muchas veces, ni siquiera era necesaria.

Además de boxeo, realizó numerosas coberturas de fútbol, incluido el Mundial de 1994. Pero su hábitat era la Redacción. El primero en llegar y el último en irse. También el primero en no respetar sus propios francos. Con un sentido del profesionalismo que excedía todo. Restándoles horas, días y meses de afecto y presencia a sus amores, relegados por la pasión.

Participó de todas las etapas de reconstrucción de LA NACION Deportiva. Desde cuando eran páginas sábana que compartían cuadernillo con Espectáculos, hasta desembocar en la edición de un suplemento diario. Más la curiosidad lógica por los tiempos modernos de Internet, esos que seguramente hubieran dejado a un costado aquellos años de la vieja libreta de apuntes que solía llevar en el bolsillo de la campera o en la mano.

Tuvo varias batallas también más delicadas: las de salud. Una de ellas en 2002, muy seria, justo antes del Mundial de fútbol. Sorteó la trampa del destino y cuando volvió no pudo con su genio. Sentado en su escritorio, exclamó: "Soy indestructible".

Le decían Cascarita de joven. Más de grande fue El Faraón. Hace cuatro años dejó la Deportiva, y a pesar de que no volvió por LA NACION, nunca se fue. Su recuerdo volaba de un escritorio a otro y aparecía repentinamente. Siempre junto a una sonrisa, porque ése era el mejor tributo que podía ofrendársele. Y a pesar de que Bertolt Bretch no lo conoció, Losauro fue uno de "sus imprescindibles" inmortalizados. Esos que marcan la vida para siempre.

Tenía razón: es indestructible..

viernes, 2 de septiembre de 2011

El zar tucumano: puntos de venta

La segunda edición de la obra periodística "José Alperovich. El zar tucumano", editada por la editorial Dunken, se puede conseguir en los siguientes puntos de venta:

En Tucumán

El Molino: 24 de septiembre y 9 de Julio.
Librería El Quijote: San Lorenzo 699.
Kiosco de diarios: Congreso y Lavalle, y en 25 de Mayo y Santiago.
En Yerba Buena: Kiosco Polito, al lado de la Municipalidad.

En Buenos Aires

Vuelo Nocturno Libros
25 de mayo 362 - Moron (1708) - Buenos Aires
Librería Avila
Alsina 500
Librería Peluffo Srl
Av.corrientes 4276
Librería Pehuen
Ricardo Gutiérrez 1418 - Olivos - Buenos Aires
Red del Libro SA
Ferre 2251
Libros La cueva
Av. de Mayo 1127
Cuspide Libros Sa
Montes De Oca Avda. 1601
Librería Hernández
Corrientes 1435

Mar del Plata

FRAY MOCHO
Belgrano 2877

Salta

Librería Rayuela Alvarado 570- Salta

martes, 16 de agosto de 2011

La inútil retórica del silencio


Pobre Miguel Frangoulis. ¡Qué pena lo de Mario Kostzer! Una lástima la frágil autonomía de la agencia privada que distribuye los diarios y revistas en los quioscos tucumanos. Causa desdicha, también, leer un informe periodístico sobre las lecturas preferidas de los tucumanos. Entre tantos títulos mencionados, ni siquiera se enumeró fugazmente el nombre de una obra que, bien o mal, bajó en tinta la manera en cómo se ejerce el poder real en la provincia. Existe una preocupante verdad: los tucumanos comentan en los café sobre esta obra más que leerla. Es así por una subterránea prohibición que limitó su venta y distribución.

Sin embargo, a pesar de estas restricciones, la obra “José Alperovich. El zar tucumano” ya se imprimió por segunda vez a través de la editorial Dunken. Esto demuestra la avidez de un lector interesado por ampliar su caudal de conocimiento en un distrito en el que, a veces, se mantiene un oxidado monopolio de la información.
El amplio debate cultural parece no haber pasado las fronteras de la provincia. Frangoulis, dueño de la librería El Griego, lejos de promover la pluralidad que emana el mundo de los textos, se fastidia ante el público que cruza las puertas de su comercio y consulta por “El Zar”. Ahuyenta al cliente con una ligera réplica política, como si fuera él quien debiera defender al gobernador Alperovich. Frangoulis no es un funcionario. Es un revolucionario de café. Sólo eso…de café y de palabras. No en los hechos. No se conocen sus gestas.

Famoso por su simpática obra “El pelotudo argentino”, Kostzer sí es un innovador en lo relativo a los textos. Sus ideas vanguardistas se reflejaron en su título. También en su búsqueda por hacer de su comercio, La Feria del Libro, un sitio mucho más rentable que un stand con libros. Allí montó su editorial de textos, aunque se desconoce si reglamentó un derecho de admisión, como lo hizo para vender “El zar tucumano”. Una pena, siendo Mario tan capaz.

La agencia Rómulo Guzmán se excusó de distribuir “El zar” dejando en claro que es una firma privada que carece de libertad e independencia. “Apretaron al dueño”, explicó derrotado el empleado Fernando Torres al romper el acuerdo que había sellado apenas unas horas antes con los autores del libro.

¿Qué leen los tucumanos? Muchas cosas. El tucumano es culto y exigente. Así como es capaz de engullirse en una noche a Auster, Oé o Kapuscinski, también es atraído por las historias de la política contemporánea. Sean historias lejanas o domésticas. Por eso, más allá de las omisiones de un suplemento dominical, suponemos que en más de una biblioteca o en alguna mesa de luz, una obra de “El zar tucumano” descansa a la espera de ser leída.

Quienes escribimos, queremos ser leídos. Es obvio. Y nos sentimos leídos, a pesar de las inútiles restricciones, los caprichos y el rol genuflexo de muchos comerciantes.

Gracias a todos los lectores y a su respaldo para que “El zar” se divulgue y se distribuya. Gracias a todos por esta nueva edición que ya circula pese a la retórica excluyente del silencio que ciertos sectores aún pugnan por imponer.

viernes, 29 de julio de 2011

La crítica: biografía no autorizada de Alperovich

Por Federico Van Mameren
Suplemento literario de LA GACETA

Malhablado. Billetera sonriente. Bon vivant. Principal financista. Pragmático. Puntilloso con los números. Estadista. Verborrágico. Intolerante. Radical de cepa. Obsesivo al límite. Controlador. Desconfiado. Rico. Productor de soja. Trabajador. Seductor. Empresario. Genuflexo del gobierno nacional. Ajedrecista. Audaz estratega. Comerciante. Despótico. Antirrepublicano. Con estos 24 conceptos, Nicolás Balinotti y José Sbrocco definen a la figura principal de este libro.
El zar tucumano no es sólo una investigación que da vueltas sobre José Alperovich. Nos invita a una lectura que se desenvuelve en tres niveles:
1) La historia del actual gobernador desde que "era un gordo, negro y transpirado" hasta este político rico, desconfiado que maneja todo con plata.
2) El segundo nivel de lectura aparece cuando describen lo que está pasando en Tucumán y que posiblemente no vemos porque nos distraemos con los movimientos del gobernador y, por lo tanto, perdemos de vista la coyuntura de las instituciones. Así, muestran el estrangulamiento a la prensa, la fiscalización de la Justicia, el control y el manejo de la Legislatura. Los dineros en bolsas de residuos o en bolsas de casas de comercio.
3) En último término, los autores dejan traslucir un tercer nivel. Allí desnudan las peripecias que han tenido que hacer para conseguir que algunos personajes hablen y para que otros den la cara.
Estos tres niveles no están expuestos unos separados de los otros. Se van imbricando en el desarrollo del relato. Eso hace que cualquier tipo de lector se quede atrapado, entusiasmado.
Cuando me senté frente al libro pensé que me iba a ser muy aburrido o difícil conectarme con el texto. Los que estamos en contacto permanente con la vida política de los tucumanos nos queda la sensación de que más o menos sabemos lo que está pasando, pero El zar tucumano alterna esos tres niveles como para que nunca nos distraigamos.
Mágicamente, el libro se comunica sin problemas.
Pueden abordarlo aquellos que siguen a diario la vida de esta provincia y conocen los detalles de la historia. Para ellos está reservado el capítulo dos y la descripción de la fortuna que amasa el mandatario provincial. En el primer caso es verdaderamente interesante ver cómo Alperovich se va haciendo político y cómo a su alrededor todo se va entrelazando, de tal manera, que nunca deja de ser trascendental y decisoria su voluntad de ser un hombre público.
Me quedo con el capítulo del libro que se titula "Su vida política". Con picardía, con esfuerzo y con valentía los autores desnudan un Alperovich que, aún para sorpresa de los que creemos conocerlo, resulta ser una persona que vive, toma mate, duerme y sueña con el poder.
El otro lector, el que busca el personaje, la novela, la descripción lineal de lo que le ha ocurrido a Tucumán, tal vez se desilusione. Sin embargo, para él, Balinotti y Sbrocco le dejan reservadas las anécdotas más curiosas y sorprendentes. Es, tal vez, en estas anécdotas inocentes donde los autores cobran fuerza y sus textos se engrandecen y brillan.
Una anécdota simple, pero fuerte, es el relato de cuando Alperovich trató de armar un encuentro con intendentes y sólo van cuatro de los 18 invitados. El todavía precandidato a gobernador está caído y apesadumbrado… Mansilla le miente a LA GACETA que faltaron cuatro en vez de decirle que cuatro eran los que se estaban mirando la cara. Al otro día, el padre de Alperovich le pregunta como están las cosas y Alperovich le contesta:
-Miranda me va a traicionar.
-Entonces, ¿qué nos queda?, le pregunta el padre.
-No, papá, hace falta poner mucha guita.
-Eso no es problema. Vos decime si vas salir elegido o no.

Corrupción y política
Hace muy poco me encontré viendo por televisión un programa de entrevistas de Jesús Quinteros en la que este gallego genial le preguntaba a un rockero: "¿cuánto le debe la música a la droga?". Ya se imaginarán los balbuceos que salieron del interlocutor. En el acto se me dibujó en mi cabeza la siguiente incógnita: ¿cuánto le debe la corrupción a la política?
Leyendo El zar tucumano volvió a aparecer la pregunta. En el libro hay un capítulo en el que se desarrolla cómo vino funcionando el sistema de adjudicación de obras públicas. La aplicación de cotejos de precios y de licitaciones. Los sobreprecios y las negociaciones, no de los costos, sino de las comisiones que se debían pagar. Da escalofríos ver no sólo el comportamiento de hombres del poder sino la actitud de los empresarios de la construcción. Es imperdible el reportaje que se hace al titular de Viviendas de la Provincia, Gustavo Durán. Es preocupante el desembarco de algún funcionario nacional y son alarmantes las bolsas de residuos llenas de dinero.
Una persona, una vez, me preguntó: pero Alperovich, ¿es corrupto o no? El libro acerca una respuesta. No implica al gobernador en nada. Sí advierte cómo sus familiares y sus empresas se vieron favorecidos. En definitiva, describe un sistema que, así como la droga le deja crear a la música, este le permite hacer a la política.
En periodismo decimos que cuando se hace una denuncia en una investigación no se puede tirar perdigones para todos lados. O los disparos son certeros o no se hacen. Hay tres hechos descriptos en el libro que conducen a una meta inequívoca: 1) cuando Beatriz Rojkés reúne a sus hijos para decirles que el papá se va a meter en política y, por lo tanto, se va a hablar mal de él; 2) los episodios que describen sucesos que golpearon duro la imagen de Alperovich y que la Justicia no profundizó, y 3) las comisiones que se denuncian en el manejo de las obras públicas.

Explicaciones
Para los lectores que no terminan de entender cómo se ordena la política tucumana en la que se entrelazan el bussismo y el kirchnerismo, los autores les dan explicaciones sobre cómo funciona y de cómo empezó cuando Bussi lo llamaba "Pepe".
Les dan explicaciones sobre su relación familiar y de los negocios de su entorno.
Les dan explicaciones sobre la intervención del ministro de Gobierno en la Justicia penal.
Les dan explicaciones sobre el pragmatismo de Alperovich.

viernes, 22 de julio de 2011

Cuáles son las trabas para vender "El zar"

A 18 días de la presentación del libro José Alperovich. El zar tucumano, el personaje del libro hizo referencia a la investigación periodística editada por Dunken. "Son unos mentirosos, jamás me preocupo por eso. Que vendan el libro donde quieran. Yo cuido la democracia como hecho, no solamente como palabra", dijo el gobernador, en diálogo con periodistas que cubrían su recorrida matinal.
Desde diversos medios de comunicación tomaron nota de las restricciones para comercializar el libro. Hasta este momento habíamos preservado a las librerías, pero vamos a dar a conocer públicamente todas las restricciones que sufrió la venta de "El Zar tucumano".
Un empleado de la librería Los Primos, ubicada en la calle Muñecas 288, reconoció que sufrió presiones por la venta de la obra. "Te van a inspeccionar todo", le advirtieron. Ante esa presión, el encargado me dijo: "Lo vamos a vender, pero con bajo perfil. No lo vamos a exhibir en la vidriera".
Lo siguió vendiendo unos días más, y de pronto no solicitó más ejemplares. Lo fui a visitar y me dijo: "Tuve 24 inspecciones. No puedo arriesgar la fuente de trabajo de seis personas por un libro". Su sentencia fue tajante.
A la librería El Griego, en Muñecas 287, lo fui a visitar tres veces. La última, me pidió un remito de la editorial Dunken para recibir los ejemplares. Conseguido ese trámite, el lunes 18 de julio le dejé 24 libros. A amigos que me preguntaban dónde vendían el libro, los envié a esa librería. Misteriosamente, me llamaron unas horas más tardes para advertirme que no quedaban más libros allí. Fui el miércoles 20 de julio a ver cómo iba la venta y para saber si necesitaban más ejemplares. "La venta va bien", me dijo el dueño, sin mirarme a la cara. Le consulté si tenía más ejemplares y me respondió que sí. Entonces, le comenté que había mandado a unos amigos a comprarlo ahí y que no se lo habían querido vender.
"Yo no quiero comisarios políticos. Tengo 40 años de librero, nadie me va a decir a quién le vendo y a quién no; ni donde tengo que exhibir los ejemplares. Sé quiénes son tus amigos, por eso no le quise vender", reconoció.
Entonces, le respondí: "Para qué me hacés venir cuatro veces si no vas a vender los libros. Me hubieses dicho de entrada y no perdía tiempo", le dije.
Se enfureció.
A la noche mandé a retirar los libros que le habían quedado. Retiré los 24 que había dejado inicialmente. No había vendido ni uno a pesar de las decenas de clientes que pidieron un ejemplar de "El zar".
Lo más grave, tal vez, fue lo de la distribuidora Rómulo Guzmán, que comercializa las revistas Noticias, Caras y Gente en la provincia. Me habían prometido distribuir el libro en 100 puntos de ventas entre Tucumán y Salta. Al día siguiente fui a dejar los ejemplares, 72 en total, y la promesa de dejar más entre lunes y martes para continuar con la entrega. Hasta se había acordado la división del porcentajes de las ganancias: el 30 por ciento era para el canillita, el 10 por ciento para la distribuidora y el 60 por ciento restante para los autores, José Sbrocco y Nicolás Balinotti.
Lo llamativo fue que a las dos horas llamó Fernando Torres para decirme que vaya a buscar los libros, que no los iban a poder distribuir "porque habían apretado al dueño", que en ese momento estaba en Paraguay.
Cuando fui a retirar los libros, el encargado de la distribución lamentó la medida porque tenía muchos pedidos y que iba a necesitar pronto que le restituyera más ejemplares. "Ni en la dictadura nos prohibieron repartir algo", me dijo otro empleado que veía cómo me entregaban los libros.
La editorial Dunken, como hace con todos sus producciones, también ofreció a las librerías tucumanas "El Zar" y los comercios eligieron no venderlo debido a las presiones oficiales.

Las trabas a los quioscos
No sólo las librerías y la distribuidora Rómulo Guzmán fueron víctimas de persecuciones oficiales. También la sufrieron los quioscos de diarios y revistas. En la puerta de la Gran Vía se vendía el libro con total éxito, hasta que de repente dejó de solicitar los ejemplares, cuando la comisión que quedaba para el canillita superaba ampliamente la media del mercado: 40 por ciento. "Tengo miedo que me levanten el quiosco", me dijo antes de devolverme 10 ejemplares que había escondido en un placard del local Beige, en San Martín al 600.
Otros canillitas también se negaron a recibir los libros por temores oficiales, como el que está ubicado en el Shopping del Portal, en Yerba Buena. Había vendido 12 ejemplares en un solo día. "Vienieron los enviados de José, me dijo, y me preguntaron cómo estaba inscripto en ganancias, sobre los pagos de monotributo. Prefiero dejar de venderlo", me dijo anoche Dócile, el titular del puesto.
Un caso similar vivió el kiosco Polito, también en Yerba Buena. "Vino un hombre y me dijo que no podía vender el libro porque estaba prohibido por el gobierno. Entonces, le dije que ´quién era para prohibirme vender el libro´ y me amenazó con clausurarme el local. Hice una llamada telefónica y le pasé el tubo. Al rato se fue sin decir ni siquiera chau".
En sus palabras, el gobernador no desmintió ni una línea del contenido del libro, sino que refutó la información sobre las restricciones a las ventas. Queda claro, con este post publicado en el blog, cuáles son las restricciones, con nombres y apellidos.
Otra situación incómoda es el silencio de los diarios tucumanos sobre esta situación. Como publicamos en otro post, La Nación, Clarín y Perfil se hicieron eco de lo expuesto por el diputado nacional por Tucumán Juan Casañas (UCR) y ningún diario tucumano lo hizo. Lamentable.

José Ignacio Sbrocco

jueves, 21 de julio de 2011

La censura al Zar tucumano, en los medios

La restricción a la venta en Tucumán de la obra periodística "José Alperovich. El zar tucumano" tuvo repercusión en los principales medios del país.

El diario La Nación: Presión de Alperovich

El semanario Perfil, en su edición digital: Denuncian censura de un libro sobre la vida del gobernador Alperovich

El diario Clarín: Peleas por el libro sobre Alperovich

El libro, editado por Dunken, se puede conseguir en Tucumán en la librería El Quijote (San Lorenzo 699). En Buenos Aires se puede adquirir en Ayacucho 357 (esquina Corrientes).


Contacto: jsbrocco@gmail.com y nbalinotti@lanacion.com.ar

viernes, 15 de julio de 2011

Más restricciones a la distribución de "El Zar"


Después de restringir la venta del libro “El zar tucumano” en algunas librerías, el gobierno de José Alperovich frenó la distribución de ejemplares que iban a ser entregados en kioscos de diarios por la agencia Rómulo Guzmán, la misma firma que reparte las revistas Noticas y Caras en la provincia.
La distribuidora había acordado con los autores del libro el reparto de 150 ejemplares en Tucumán y Salta. Incluso, hasta se había acordado la división de ganancias: 30 por ciento para el canillita, 10 para la agencia y un 60 para los autores. Sin embargo, a un día de iniciar la distribución, Fernando Torres, de la agencia Rómulo Guzmán, comunicó: “No distribuiremos el libro porque recibimos presiones del gobierno”.
La restricción en las ventas y en la distribución del libro “José Alperovich. El zar tucumano” sirve como botón de muestra del poder del gobernador para tener a la provincia en un puño.
La obra periodística, una suerte de biografía política de Alperovich, no se comercializa en todas las librerías tucumanas debido a presiones oficiales, según comentaron algunos empresarios del sector.
Desde la Dirección de Rentas enviaron mensajes de advertencias a las librerías en caso de exhibir “El zar tucumano” en sus vidrieras. Así lo reconoció el propietario de un importante comercio del centro tucumano. Las advertencias del organismo que preside Pablo Clavarino se habrían extendido a otras librerías.
El vocero de Alperovich, Ignacio Golobisky, rechazó tajantemente cualquier responsabilidad del Gobierno con las restricciones que está sufriendo la publicación. “El Gobierno no le puede imponer qué libro vender a las librerías. No tenemos absolutamente nada que ver”, explicó Golobisky tras la consulta de los autores, los periodistas José Sbrocco y Nicolás Balinotti.
En La Feria del Libro, “El zar tucumano” comenzó a venderse con buen ritmo tras su lanzamiento, pero el dueño del comercio decidió no comercializarlo más. “Tiene un tufillo antisemita”, se justificó Mario Kostzer.
A pesar de las restricciones, “El zar tucumano”, editado por Dunken, se puede adquirir en las librerías Los Primos (Muñecas 288) y en El Quijote (San Lorenzo 699); El Griego (Muñecas 287), y en diferentes kioscos de diarios y revistas de San Miguel de Tucumán.
También se lo puede comprar en Buenos Aires en Ayacucho 357 (esquina Corrientes).

lunes, 11 de julio de 2011

Restricciones para la venta de El Zar tucumano


La restricción en las ventas y en la distribución del libro “José Alperovich. El zar tucumano” sirve como botón de muestra del poder del gobernador para tener a la provincia en un puño.

La obra periodística, una suerte de biografía política de Alperovich, no se comercializa en todas las librerías tucumanas debido a presiones oficiales, según comentaron algunos empresarios del sector.

Desde la Dirección de Rentas enviaron mensajes de advertencias a las librerías en caso de exhibir “El zar tucumano” en sus vidrieras. Así lo reconoció el propietario de un importante comercio del centro tucumano. Las advertencias del organismo que preside Pablo Clavarino se habrían extendido a otras librerías.

El vocero de Alperovich, Ignacio Golobisky, rechazó tajantemente cualquier responsabilidad del Gobierno con las restricciones que está sufriendo la publicación. “El Gobierno no le puede imponer qué libro vender a las librerías. No tenemos absolutamente nada que ver”, explicó Golobisky tras la consulta de los autores, los periodistas José Sbrocco y Nicolás Balinotti.

En La Feria del Libro, “El zar tucumano” comenzó a venderse con buen ritmo tras su lanzamiento, pero el dueño del comercio decidió no comercializarlo más. “Tiene un tufillo antisemita”, se justificó Mario Kostzer.

A pesar de las restricciones, “El zar tucumano”, editado por Dunken, se puede adquirir en las librerías Los Primos (Muñecas 288) y en El Quijote (San Lorenzo 699) y en diferentes kioscos de diarios y revistas de San Miguel de Tucumán.

También se lo puede comprar en Buenos Aires en Ayacucho 357 (esquina Corrientes) o solicitarlo vía e-mail a nbalinotti@lanacion.com.ar o jsbrocco@gmail.com
Por temor a nuevas advertencias del Gobierno, algunas librerías pidieron no ser incluidas en los listados públicos que se divulgan por internet con los puntos de venta de “El zar tucumano”.

jueves, 7 de julio de 2011

El Zar tucumano, en los medios


Una obra que "echa luz" sobre el alperovichismo. Así, tituló LA GACETA

Lo resumen como un caballo que va ganando terreno a puro galope. Pero en ámbitos que no le competen: la obra pública, la Justicia o la Legislatura. A criterio de los periodistas José Ignacio Sbrocco y Nicolás Balinotti, "El Zar Tucumano, la historia oculta del hombre que tiene a la provincia en un puño", desgaja la personalidad obsesiva, ambiciosa y hasta desfachatada del gobernador, José Alperovich.

Anoche, Balinotti y Sbrocco, periodista y colaborador del diario La Nación, respectivamente, presentaron una biografía no autorizada del mandatario tucumano (el secretario de Redacción de LA GACETA, Federico van Mameren, expuso sobre la obra en un auditorio del hotel Carlos V). Al trabajo dedicaron un derrotero que incluyó más de 100 entrevistas, tres años de investigación y algunos sobresaltos. "Me sorprendió el temor que generó la publicación: entrevistados que aceptaron hablar sólo en Buenos Aires, o muchos que optaron por el off the record. Eso habla del poder casi feudal que diseñó Alperovich", ejemplificó Balinotti.

Según Sbrocco, el texto da cuenta del caudillismo impuesto por Alperovich para administrar, a su antojo, la Provincia. "Es un retrato que revela algunos de sus rasgos distintivos, como los diálogos con su empleada doméstica o las reuniones de gabinete en jogging. Y el reconocimiento de muchos entrevistados sobre cómo creció el patrimonio del gobernador", reseñó.

También se publicó la siguiente nota en el diario LA NACION

Poder y caudillismo, los ejes de El Zar tucumano

Los periodistas Nicolás Balinotti y José Sbrocco presentaron anteanoche en San Miguel de Tucumán el libro José Alperovich. El zar tucumano, una investigación que retrata el caudillismo como estilo de gobierno en el país y que toma como muestra el caso de esa provincia y de su gobernador.

El trabajo -editado por Dunken- llevó más de tres años de producción y más de 100 entrevistas; se relata allí cómo Alperovich construyó su poder y llegó a tener la provincia en un puño. Alperovich es hoy uno de los principales caudillos del interior, que surgió del radicalismo y pactó con Bussi, pasó al peronismo y se convirtió luego en un referente clave del kirchnerismo.

"Me sorprendió el temor que generó la publicación: entrevistados que aceptaron hablar sólo en Buenos Aires, o muchos que optaron por el off the record . Eso habla del poder casi feudal que diseñó Alperovich", ejemplificó Balinotti, redactor de La Nacion, durante la presentación del libro en un hotel céntrico de Tucumán.

Según Sbrocco (colaborador de La Nacion en Tucumán), el texto revela algunos de los rasgos distintivos del gobernador, desde su particular forma de ejercer el poder hasta las sospechas sobre su patrimonio.

PUNTOS DE VENTA DEL LIBRO: www.zartucumano.blogspot.com

viernes, 24 de junio de 2011

La presentación de El zar



Los periodistas José Ignacio Sbrocco y Nicolás Balinotti presentarán su obra “José Alperovich. El zar tucumano” el lunes 4 de julio, a las 20, en el Hotel Carlos V, en 25 de Mayo 330, San Miguel de Tucumán. La entrada será libre y gratuita.

Se trata de una biografía política no autorizada del gobernador de la provincia y un reflejo del caudillismo como un estilo de gobierno en la Argentina.

José Alperovich no quería que éste libro se escribiera. Obsesivo del relato único, en El Zar Tucumano se ilumina la historia oculta del hombre que tiene a la provincia en un puño. Es un retrato de un caudillo camaleónico, que surgió del radicalismo y pactó con Bussi, el peronismo y los Kirchner.

Cómo pasar de una concesionaria de autos a la gobernación. De la caminata por Olivos con Duhalde a un recorrido minado de alianzas y traiciones. De reformas y mandatos eternos a la obra pública y los negocios entre amigos. El nepotismo como una política de Estado. La cooptación de los poderes y de los medios de comunicación. Alucinaciones, dinero y el sueño de alguna vez llegar a la Casa Rosada.

En un trabajo periodístico profesional e independiente, Balinotti y Sbrocco le dedicaron más de tres años a esta investigación. Realizaron numerosas entrevistas –más de cien– en la provincia y en Buenos Aires. Consultaron documentos públicos y hemerotecas. Hurgaron boletines oficiales y licitaciones. El resultado no es tan sólo la narración de una vida, en este caso la de Alperovich, sino el fiel retrato del caudillismo como un estilo de gobierno en la Argentina.

El prólogo de la obra fue escrito por el periodista Ricardo Kirschbaum.

Para más información: visitar www.zartucumano.blogspot.com

viernes, 17 de junio de 2011

El zar tucumano

El lunes 4 de julio, Nicolás Balinotti y José Sbrocco presentarán su libro: "José Alperovich. El zar tucumano". Se trata de una biografía sobre el gobernador de Tucumán y el intento de reflejar el caudillismo como un estilo de gohttp://www.blogger.com/img/blank.gifbierno en la Argentina.
Se entrevistaron a más de 100 personas, entre familiares, amigos, funcionarios del Gobierno, dirigentes del oficialismo y de la oposición. La presentación será en el SUM del Centro Cultural Eugenio Flavio Virla (nos hubiese gustado que fuera en el auditorio, pero estaba completo por el Julio Cultural). La entrada será libre y gratuita.

Les dejo un link como una suerte de anticipo: www.zartucumano.blogspot.com

miércoles, 16 de marzo de 2011

Japón: recuerdos del presente

Recuerdo el intenso hormiguero de gente en la esquina de la estación Shibuya, en el corazón de Tokio. La multitud jamás se desbordaba pese a ser miles entre un puñado de metros cuadrados. Hombres y mujeres iban y venían. No había tropiezos, empujones ni exabruptos. Ni siquiera en los subterráneos, donde por los apiñamientos un inspector de guantes blancos se preocupaba de que los pasajeros ingresaran cuidadosamente en el vagón antes de la partida del tren.

Era un sábado de diciembre, hace cuatro años. El invierno japonés era benévolo y la temperatura alcanzaba los diez grados. Después de un paseo por Akihabara, un barrio conocido por los comercios de electrónica, me volví a instalar en Shibuya, un punto de referencia útil para observar rigurosamente las costumbres locales. A ellos, el fin de semana los encontraba acodados en bares que pasaban por televisión lo último de la Liga norteamericana de béisbol, uno de los deportes más populares junto con el sumo y las artes marciales. Ellas, mientras tanto, hacían colas eternas para comprar carteras en Louis Vuitton o tomar un café en alguno de los miles de locales de la cadena Starbucks.

Cuatro años después, el tsunami y una nube ponzoñosa que oscurece el cielo de temor por una crisis nuclear latente alteran al mundo. Pero sobre todo estremecen a los 128 millones de habitantes que residen en esa isla pequeña, aunque económicamente tan vigorosa como cualquier otra gran potencia.

Detallistas, extremadamente respetuosos, cálidos y sencillos. Estas son cuatro cualidades que se reflejan a flor de piel en los japonenses después del apretón de manos. Durante mi visita, que fue de unos 15 días, concluí que estaban condenados a una indefectible perfección. A esa destacable meticulosidad de orfebre apelaron tras Chernobyl, un trágico recuerdo del presente.

domingo, 27 de febrero de 2011

Miradas

Las estrellas y la luna guiaron nuestros pasos hacia la costa. Habíamos caminado entre sombras a ninguna parte atravesando calles desérticas, pobladas de silencios. Estábamos ella y yo, solos. Sin más ruido que el ocasional murmullo del viento y el estallido seco del mar entre las rocas. Nos tomamos de la mano y nos entregamos serenamente a la noche.

Pudimos hablar con la mirada sin necesidad de abrir la boca. Su vista aparentaba nublada y sensual. Yo sentía un hormigueo extraño que con pericia no me permitía ver más allá. Hasta que distinguí vagamente el destello de sus ojos en la oscuridad de la madrugada. Fue una suerte de luz hechicera. En ese momento una paralizante sensación me enseñó que el encuentro no es lo mismo que el deseo de encuentro.

Los dos continuamos con nuestro diálogo sordo y visual en un cruce maravilloso que nos sorprendió hasta un amanecer eterno.

lunes, 21 de febrero de 2011

La Argentina proselitista II

Gobiernos de ojos vendados, nublados por un estado de campaña electoral crónico, casi eterno.
En el país proselitista el pavimento siempre está fresco. Las vigas sostienen esperanzas y promesas, y los ladrillos apilan falsas ilusiones. En la mirada se amontonan los recuerdos de situaciones similares: obras que se anuncian pomposas y que su puesta en marcha es apenas una luz de espejismo tras un corte de cinta.
Letreros, proyectos y palabras sordas y vacías; hospitales, majestuosos estadios, hogares y barrios, todos conviven bajo un mismo techo: el de la política.
En la Argentina proselitista el aire huele a clientelismo. Hay un vaho penetrante y peligroso que advierte el estado de descomposición.
¿Por qué? Responde callado, con aire pensativo y mirada perdida un político con deseos de convertirse en presidente en octubre de 2011. Piensa. Acto seguido sonríe, como si supiera más de lo que dice. Continúa en silencio.