domingo, 27 de febrero de 2011

Miradas

Las estrellas y la luna guiaron nuestros pasos hacia la costa. Habíamos caminado entre sombras a ninguna parte atravesando calles desérticas, pobladas de silencios. Estábamos ella y yo, solos. Sin más ruido que el ocasional murmullo del viento y el estallido seco del mar entre las rocas. Nos tomamos de la mano y nos entregamos serenamente a la noche.

Pudimos hablar con la mirada sin necesidad de abrir la boca. Su vista aparentaba nublada y sensual. Yo sentía un hormigueo extraño que con pericia no me permitía ver más allá. Hasta que distinguí vagamente el destello de sus ojos en la oscuridad de la madrugada. Fue una suerte de luz hechicera. En ese momento una paralizante sensación me enseñó que el encuentro no es lo mismo que el deseo de encuentro.

Los dos continuamos con nuestro diálogo sordo y visual en un cruce maravilloso que nos sorprendió hasta un amanecer eterno.

1 comentario:

  1. Nico... simplemente hermoso. Miradas... simplemete vos. Ceci.

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