domingo, 22 de noviembre de 2009

El obispo del pueblo de la muerte

José Luis Ponce de León es un obispo argentino que peregrina por la Sudáfrica recóndita desde 1994, cuando la aciaga política de segregación se extinguía en un país que aún encarna de manera asombrosa las ambigüedades del apartheid. Ponce de León fue testigo de los primeros pasos del gobierno democrático de Mandela y de la reconversión de una nación. Hace apenas unos meses, este porteño de 48 años nacido en la Paternal fue nombrado por el papa Benedicto XVI como obispo titular de Maturba y Vicario apostólico de Ingwavuma, ubicado en el Este del país, entre llanuras y cumbres, en la frontera con Mozambique y Swazilandia.

Ingwavuma es un territorio precario, rural, sin agua potable y con grandes huertas comunitarias. Es un sitio donde la pandemia del HIV camina con pies de plomo, y la ayuda humanitaria y religiosa es un brazo solidario que intenta socorrer a una población de 618 mil habitantes, de los cuales “un 40 por ciento o más” contrae el virus del Sida.

Da la sensación que Ingwavuma es un punto oscuro que hace equilibrio en el mapa. Sin embargo, el espíritu solidario hizo del territorio un foco comunitario, en donde convergen culturas, religiones e idiomas con un propósito desinteresado: ayudar. Así como el músico mexicano Carlos Santana grabó el documental “Road to Ingwavuma” con fines benéficos, aquí hay cientos de héroes anónimos que echan raíces con el afán de modificar parte de la historia.

El obispo Ponce de León es uno de ellos. También los son las decenas de voluntarios que siguen a diario la evolución de los enfermos de HIV. Pero la esperanza se puede estrellar con la sinrazón del mundo contemporáneo: apenas 1400 personas de 247 mil alcanzan a recibir el medicamento diario. La estadística es fría e irrefutable. “Por el Sida se pierde una generación. Una generación entera”. La voz trémula de Ponce de León se apaga entre la distancia y la pena. Desea hablar acerca de Ingwavuma y su Mundial, que tal vez no se trate del mismo que comenzará en junio de 2010 en suelo sudafricano de la mano de la industria millonaria del fútbol. Ponce de León se guarda su relato. Tal vez lo pueda expresar en un próximo encuentro. Quizás.