martes, 19 de marzo de 2013

Un voto invisible

El voto con el mensaje monosilábico cayó en una urna de cartón. Fue parte de la escenificación de un referéndum con resultado cantado y de dudosa legalidad política y diplomática. Poco más de 1500 personas decretaron ante veedores internacionales, designados por ellos mismos, que los pobladores de las Islas Malvinas desean mantener su dependencia británica. Nada nuevo bajo el sol.

Hace un año, cuando visité por primera y única vez las islas, uno podía distinguir en el trato con el hombre cualquiera cierta desconfianza e intolerancia ante el visitante argentino. La mayoría de los isleños dedica miradas hostiles u observa con sospecha. Son pocos los lugareños amigables ante el primer apretón de manos.

Diferente fue el trato durante los días que duró el referéndum, según me contaron dos periodistas que asistieron a la consulta popular por sus respectivas coberturas. Como si se hubieran puesto de acuerdo, los isleños decidieron mostrarse más abiertos y cordiales. Exhibieron su rostro más amable ante la prensa internacional, que llegó hasta el fin del mundo para informar sobre un resultado que se conocía con antelación.

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